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El Foco
Tribuna
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Decálogo de competencias de la empresa digital efectiva

El crecimiento exponencial de las tecnologías de información y las plataformas digitales está generando muchas preguntas y cierto nivel de ansiedad en los directivos de las organizaciones y las empresas. ¿Cuál es el impacto real de las tecnologías y plataformas digitales y sociales en mi modelo de negocio y mis procesos? ¿Qué nuevas capacidades organizacionales debo desarrollar para poder tener un negocio sostenible y competitivo en este nuevo entorno digital? ¿Cómo debo implantar y evolucionar en la adopción de estas tecnologías y en la transformación de mi empresa? La respuesta a estas preguntas es trascendental y su tratamiento apropiado es vital para el futuro de la organización.

El gran reto en muchas empresas está relacionado directamente con la comprensión y desarrollo de las capacidades, competencias y/o hábitos que deben crearse para poder responder a los retos del crecimiento exponencial de las tecnologías. A continuación resumo las que considero son las 10 competencias más relevantes:

  1. Experimentación y aprendizaje: debido a la velocidad de los cambios y a la incertidumbre existente, las empresas deben probar y experimentar continuamente con las tecnologías para descubrir oportunidades o nuevos modelos de negocio. Al principio no está claro si la oportunidad o modelo es viable o sostenible, pero hay que hacerlo. Lo relevante es aprender rápido y descartar los proyectos que no permiten desarrollar ninguna oportunidad. Estos últimos podrían ser vistos como un fracaso, pero realmente no lo son. La premisa fundamental, detrás de esta capacidad, es que sólo se debe tener miedo a tener miedo.
  2. Identificación de oportunidades (Valor): del proceso de aprendizaje de la experimentación se genera la buena práctica de identificar rápidamente los proyectos que tienen potencial real de agregación de valor. Mientras más rápido ocurra esto, menor será el coste de tener activado un proyecto que no es viable o atractivo.
  3. Gestión más abierta y ágil de proyectos: ante la complejidad y la incertidumbre, las empresas exitosas desarrollan competencias de gestión más abierta y ágil de los proyectos. Mientras se desarrolla una planificación y control necesarios, se mantiene una flexibilidad apropiada para ajustarse a los cambios. Esta práctica se focaliza en los aspectos más humanos y de gestión de los stakeholders de un proyecto.
  4. Uso habitual de la tecnología: la experimentación implica que usamos de manera habitual la tecnología en búsqueda de nuevas oportunidades o usos en nuestras áreas de negocio o áreas funcionales. Esto significa que los usuarios buscan continuamente explotar o maximizar el potencial de la tecnología a través del uso de más funcionalidad.
  5. Desarrollo de los usuarios: mientras más usuarios usan de manera habitual la tecnología, mayor valor se genera. Pero esto primero pasa por el desarrollo de todos los empleados hacia un nivel apropiado de uso de la tecnología y de competencias de experimentación. El desarrollo de los usuarios está en las manos de usuarios claves definidos por la organización para promover y dar soporte en un mayor uso y explotación de la tecnología.
  6. Transparencia en la comunicación interna y externa: el proceso de desarrollo de los usuarios, en la tecnología y en las nuevas prácticas de trabajo, se habilita por un proceso transparente de comunicación interna entre equipos de proyectos y equipos de usuarios. Esta comunicación es la base para una transferencia apropiada de conocimiento, experiencias y prácticas. Este ejercicio de comunicación interna, a través de redes sociales empresariales, por ejemplo, permite desarrollar la competencia clave de liderazgo digital que se convierte en palanca para la interacción de los empleados de la empresa con sus clientes y proveedores a través de redes privadas o redes sociales públicas que refuerzan la reputación digital de la organización.
  7. Puente entre la tecnología y el negocio: las mejores empresas trabajan para cerrar la brecha que existe entre las áreas o departamentos de tecnología y las áreas del negocio. Este trabajo se logra, primeramente, a través del desarrollo de los ejecutivos de negocio hacia una mayor comprensión y entendimiento del impacto de las tecnologías en sus áreas de responsabilidad (conocido en el mundo de los negocios como ser technology savvy). Hoy en día no se puede dirigir un área de negocio sin comprender o entender el contexto tecnológico de dicha área.
  8. Adaptación entre tecnología y negocio: el rol principal de los ejecutivos responsables de las áreas del negocio es transformar digitalmente todas las dimensiones de la organización (procesos, estructuras, roles, cultura, modelos de gestión, etc.) para maximizar el valor del impacto de la tecnología adoptada. Esta agregará valor en la medida que permita construir nuevas organizaciones aprovechando su potencialidad.
  9. Estrategia incremental: debido a la velocidad de los cambios y a la incertidumbre existente, la empresa debe cambiar su modelo de planificación y gestión a un modelo dirigido e incremental. Dirigido a cumplir unos objetivos de negocio en el mediano plazo e incremental/flexible para adaptarse a los cambios con agilidad. Definir un punto de llegada, pero reconocer que la ruta puede variar muchas veces mientras hacemos el viaje.
  10. Liderazgo implicado y que desarrolla: la consecución y el logro de todo lo anterior requieren un liderazgo implicado de manera cercana con la transformación de las competencias y hábitos. Esto significa que la alta dirección debe dar ejemplo y vigilar los comportamientos de la organización para enviar mensajes claros de las nuevas competencias que son requeridas y premiadas. El proceso de implicación cercano y de detalle lleva al desarrollo de las nuevas competencias basado en el aprendizaje de grupo y que debe ser guiado por la alta dirección.

Estas diez competencias se pueden agrupar en una agenda de tres grandes retos: experimentación, desarrollo y evolución. Necesitamos organizaciones que experimenten sin miedo, que desarrollen su talento para la experimentación y uso de la tecnología y que evolucionen de manera dirigida e incremental hacia modelos más innovadores y competitivos.

Oswaldo Lorenzo es profesor de Estrategia Digital y Procesos de Negocio, Deusto Business School.

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